El tercero de la parte:
Que los Rumores y la Nada pertenezcan a Sistemas
Desde (in) Precisiones e Incertidumbres
(de esas Certeras y Subjetivas)
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DÍPTICO INICIAL
I
CONTRATIEMPOS
Llueve ceniza:
pequeños gusanos
grises, opacos
pensamientos,
acumulan exuberancias
o perturban los
juegos las rosadas varas
enmarcando los
enredos: y el horno como jaula de recuerdos
como jaula de
olor a deseos quemados, como jaula.
Con cuidos
evitan, las Reinas Claudias evitan
que nadie prohíbe
robar
e igual roban su
más dulce secreto
porque las
sombras planean y el cerro maqui
está allí, al
alcance de la noche, al alcance
de las jaulas
retrasadas, esas que acumulan gusanitos
en el bajo
vientre cuando exubera
de cenizas
los guindos,
llenos de resinas, los pinos
ácidas promesas
de caídas:
otras
cenicientas ansias o certezas
mientras no
responden los gritos
marcan
matorrales azorados
pasos de asombro
y de ventura
los gusanitos que
escabullen
y confunde en
medio de la paja.
Cae ceniza.
Difunde
inexplicable tristeza grisácea
agusanada
o desosiego, cuando
baja un cierto rastro lejano
cierta desazón
de respirar entrecortado
humectando de
gris al día palpitante.
Tarde de espera
retrasada
grisácea de
asombro
cruenta de
abandono
óleo
carisma
muchos gusanitos
enjaulados
ese horno que a
veces se prende y los quema.
II
REFLEJOS
Lascivos púdicos
olores
así como sombras platónicas o modas ya idas
como gusanillos entre la verdura
así como dichos-emociones
o consejos eróticos en barro su rastro incestuoso
su poco pasado de moda
o siquiera
sentimientos-rimados
pero cursan
abstractas ideas:
sombras concretas / diluvios cansados
construyen
volviendo matices
hacia la amada hacia el estero
hacia la forma terrena
desde dentro y desde
fuera
como la cápsula de
un coile o su dulce secreto
esparcidos por la
paja en la mitad del verano:
sólo ellos, sólo
esas sombras a media noche
la amada, el mismo
ceño
cierto reflejo ya
atenuado
ansias de conejitos
en el sombrero de sonrisa
sin cálices del
allá ni reminiscencias
a la caza de
chupones
culturales misiones
de la cruz / cabrías percalas y ausentes
orquídeas, róblicos
entusiasmos, penitentes corpiños
a desgano, como
piedras alertas perezosas
sin el recuerdo del
edén / el sí mismo sin abalorios
sin pena ni
remordimientos o conquistas
ni cenizas de
oprobios o jubilosos ateridos
como se debe a las
carreras
en bajada, en el polvo,
entre las hortensias
sombras/polen versa/cuerda
desnudo sin
historia, ni futuro
como apilar de tierra
removida
ni nada que
recuerde el cansancio
ni nada que viva
nada
salvo la más
tétrica de las orquídeas en su casa marchita.