sábado, 2 de noviembre de 2013

EL ARCOIRIS DE CEREAL opaco, de: Composiciones para un barrido y un fregado,

 
 







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EL ARCOIRIS DE CEREAL opaco



Quiero un arco-iris, tan solo uno, aún si en bakelita,
uno al menos, y ciego, y manco, y una pata servo
mas dadivoso de aromas
de veintiocho colores:
del negro más negro al gris más gris
y un corazón de lata
no importa si plastifican la versiones
y un cerebro de ébano
y del blanco blanco como una perdiz:
del arco-iris nos viene la fantasía
como una perdiz de veintiocho colores
en el arco arco de lo cuadrado que sí imagina:

Talles de niñas jugando a ondular:
y así vibran y asá los matices
y ciertamente en un coche que viene
del trigal o una ronda al vuelo
ocultan perdices, descubren misterios en la vida
y sintácticos besos del todo completos
con peines y cartas llegadas
del gris más gris al negro más negro
como párrafo bien enchulado en perfectas espacia-
lizaciones huidizas entre paréntesis / entre gramáticas
como arcoiris sin ni oro al final / ni oro al comienzo
y puntos suspensivos que avienten el misterio.

Desde siempre un trigal de amanecida
una exquisita apertura de puertas
luces que arman, luces que vibran
y botan las torres, aún las verdes de la esquina
cuando la infancia y su aroma, sorpresa y comienzo
siempre al inicio la herencia inexhausta
como loco en primavera o en la carreta los bueyes
de lo arco arco y lo quieto quieto:

Arrurrú la pata
que parió la gata
cinco rurrupatos
y una garrapata.

Despliegue arrugado como esa perdiz manca
y huraña / esperando golondrinas opacas,
rebalsa, deslumbra, enceguece
todos los muñecos / todas las cenizas
o apaga y enciende, nada timorata.
La del valle pequeño se agranda
como esa sabiduría que jura a las señoras
y a las flores flacas jura / nunca se calla.

Y Extendiéndase la electra-luz-a-cósmica
del blanco más certero y
magneto-ética-poética-nanita-del-Cerro
de la infancia roquerisa:              y se parien
          y se resollen de café los luxilos-verdes
así refuljan              su deslumbre
dende viene el ritmo, el misterio, la certeza
al negro más cierto
en el blanco ronco de veintiocho colores
o un horizonte perpetrado para siempre
como si un vilano o una tierra o un arcoíris que ondula
y cierne / o una canción huérfana y abandonada
con su patita quebrada y su alita en cabestro.




   
  

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